¿Qué vamos a hacer el siguiente año?

 Ya hemos hablado de la importancia de las evaluaciones al cierre del año por significar un gran parámetro que sienta las bases para el desarrollo del siguiente año en una organización o incluso de manera personal.

La planeación estratégica significa establecer el rumbo que la organización seguirá, paso a paso, para el cumplimiento de los objetivos trazados, es decir, el cómo y por dónde se encaminarán las acciones y quienes participarán en ella, con cuáles recursos.

Si ya se tiene el conocimiento del año anterior acerca de lo que funcionó o no, de quiénes contribuyeron o no al cumplimiento de las metas, ese es uno de los soportes para tener pensamiento sistémico, es decir, tener una visión global de un sistema u organización, entendiendo cómo se conectan todas sus partes para construir modelos útiles tanto para la solución de problemas como para reducir los riesgos, en pocas palabras, ayuda a pensar de forma global y fuera de la caja.

De ahí que planear las estrategias no es eliminar los riesgos, sino visualizarlos para disminuir sus repercusiones tomando las decisiones más acertadas y solventes; la realización de dicha planeación debe contemplar el escuchar a todos los actores, analizar objetivamente los resultados y con mucha cabeza fría los desaciertos.

Dicho documento, porque debe quedar por escrito, toma una verdadera importancia cuando se socializa, para que tanto directivos como todos los colaboradores comprendan y evalúen no solamente la situación actual de la organización, sino la relevancia de sumarse a los esfuerzos para que la ejecución de las estrategias sea favorable.

Involucrar a los colaboradores no resta fuerza a los directivos, por el contrario, hacerlos parte los hace sentir tomados en cuenta, los motiva a ser más productivos y definitivamente mejora el ambiente laboral. Un colaborador que se siente parte de un proyecto, lo adopta y lo refuerza; esto solo se logra con el ejemplo de un líder. Recordemos que no hay buenos o malos líderes, se es líder o no se es.

La planeación estratégica incluye aspectos financieros, de recursos humanos, de ventas, de producción, pero deben todos esos subsistemas seguir una misma línea, que también debe contener el ADN de la filosofía institucional para que se abone directamente al cumplimiento d ellos objetivos y por ende al de la misión, por ello todo debe estar alineado y en concordancia.

Por lo general hablamos de planeación estratégica para proyectos, programas u organizaciones, pero como seres individuales e incluso como familias, deberíamos hacer una planeación estratégica, realizar una evaluación de las condiciones financieras, de los objetivos de vida y ahora sí, determinar las acciones a seguir.  Los mexicanos tenemos la mala costumbre del “ahí se va”, “a ver qué pasa” “como vaya presentándose”, sin previsiones y sin un razonamiento de lo que podemos mejorar. Sin metas, no hay logros.


Laura O. Robles Sahagún

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¿Qué vamos a hacer el siguiente año?

  Ya hemos hablado de la importancia de las evaluaciones al cierre del año por significar un gran parámetro que sienta las bases para el des...